¿Será que vienen de algún infierno perdido desde las profundidades de la Tierra? ¿O sólo se encuentran en el vacío oscuro de nuestra mente? Ese lugar sin fondo ni forma donde cualquiera que haya echado un vistazo pudo darse cuenta de la desoladora idea de lo fácil que es diluirse en las garras del infinito.
Pues no pequeños navegantes del tiempo, han de saber que los monstruos no son ajenos a la realidad y mucho menos a la naturaleza, de hecho, son en sí mismos una expresión muy particular de ella, paseándose a plena luz del día y reclamando este mundo como suyo.
La pregunta entonces, no es de donde vienen, sino ¿Cuándo vivieron los monstruos?
Antes de comenzar este viaje, es importante decir que la historia de la Tierra es inherente a la vida, siendo esta última una pieza clave para entender la evolución del mundo en un intercambio constante de eventos geológicos y evolutivos que si bien en ocasiones parecieran azarosos, no responden a ningún tipo de suerte, desafiando la lógica con pasos indiscretos que nos permiten reconstruir su sendero.
Incluso pareciera que la vida tuviera una especie de conciencia al desarrollarse, una conciencia tan compleja que es digna de cualquier premio a la creatividad y el diseño, volviendo la historia de nuestro planeta, un bestiario fascinante que se burla de nuestra imaginación. Solo les pido que no se asusten, porque a pesar de que todo lo aquí contado está basado en hechos reales, no es otra cosa que una de tantas facetas por las que nuestro imposible mundo ha atravesado ya.
Los organismos pluricelulares complejos como los animales, en realidad no somos tan antiguos; sin embargo, pareciera que un día la vida dio un salto enorme hacia la pluricelularidad y en particular a su diversificación, trayendo así, algunos de los monstruos más extraños que hayan pisado o nadado en este planeta y no, no estoy hablando de dinosaurios.
Anomalocaris, que significa "Extraño cangrejo" era uno de los más grandes depredadores en su época. Sus dimensiones iban desde los 60 cm hasta 1 metro de longitud.
Marella, tenía 22 pares de patas pequeñas en las que se insertaban sus branquias. El resto del cuerpo tenía una forma alargada y se iba estrechando hasta la cola; estaba segmentado. Pero no se asusten, este solo media 2 cm. Debido a su extraña forma, la clasificación de Marrella es muy difícil, pero se cree que era un artrópodo.
Nectocaris, es clasificado como cephalopodo y se caracteriza por su cuerpo aplanado con 2 grandes aletas que recorrían los flancos de su cuerpo, también poseía un gran par de ojos, tentáculos y un sifón que se abría en el exterior de su cabeza como un par de branquias. Se propulsaba mediante fluidos lentos y ligeros.
Con solo un par de centímetros de largo, Hallucigenia, que significa "Alucinación" es otro pequeño pero enigmático monstruo, si bien sus dos centímetros no parecen aterradores, no puedo imaginar a nadie nadando en el mar y de repente vislumbrar esta criatura entre sus pies con una calma tal como si de un simple pececillo se tratase.
Todas estas criaturas son solo algunas de las pertenecientes al periodo Cámbrico, el cual ocurrió hace unos 540 millones de años y está caracterizado por la "Exploción Cámbrica" que se refiere a la diversificación de organismos pluricelulares con planes corporales nunca antes vistos y bastante complejos que fungieron como base para la diversificación de la vida animal tal y como la conocemos hoy en día. Sus fósiles fueron encontrados en "Burguess Shale", un afloramiento fósil Canadiense descubierto por Charles Walcott en 1909. En su momento, este descubrimiento no tuvo gran importancia, pero al pasar de los años y la aparición de otros afloramientos, sirvieron como una prueba irrefutable de que que la evolución en este periodo no fue lineal, sino que más bien, era un cambio continuo de prueba y error dirigido hacia la diferenciación.
Así es, de alguna forma, son nuestros antepasados y aunque eventualmente se extinguieron, podemos apreciar parte de su legado en la taxonomía de organismos actuales, ya que todos los planes corporales que los componían, siguen presentes en la biodiversidad contemporánea, siendo esta una combinación básica de dichos planos. Ahora somos nosotros, los monstruos que caminan sobre la Tierra.
Referencias:
Caron, JB., Gaines, R., Aria, C. et al. Un nuevo conjunto en forma de cama de filópodos del esquisto Burgess de las Montañas Rocosas canadienses. Nat Commun 5, 3210 (2014). https://doi.org/10.1038/ncomms4210
Muy interesante, me gustó.