Rodriguez Trejo Nancy & Franco Andrade Usmar de Jesus.
Corría el año 1813 cuando cientos de pobladores de la Nueva España comenzaron a manifestar síntomas de fiebres extremadamente altas, dolor de cabeza, tos seca, náuseas, vómitos y un sudor espontáneo; lo que desencadenó el miedo, la hambruna y el misterio entre las masas, debido a los orígenes desconocidos de esta enfermedad.
El epicentro de la epidemia se originó en el “Sitio de Cuautla” (febrero a mayo de 1812) del ejército realista a los insurgentes. Aunado con la marcada falta de higiene producto de las guerras provocó un gran número de contagio que no se detuvo hasta llegar a las principales ciudades del territorio nacional, principalmente lo que hoy es la Ciudad de México, Puebla y Veracruz.
Para el año de 1813 las fiebres misteriosas representaban 10% de las muertes en la población, con una cantidad de 17 mil 267 muertes al año. Sin embargo, estas cifras fueron aumentando hasta 20 mil 385 muertes anuales, las cuales afectan principalmente a la población de escasos recursos que habitaban en chozas y jacales, empeorando el prónistico al sumarse deficiencias nutricionales, lo que ocasionó una gran incertidumbre por parte del gobierno virreinal.
En consecuencia, se organiza una comisión encabezada por el distinguido doctor Luis José Montaña con el propósito de establecer ciertas medidas para controlar la enfermedad y preservar la salud pública. Después de algunos meses de investigación y observación empírica dio a conocer su primer informe donde puso énfasis en protocolos específicos para la atención médica frente a pacientes sospechosos. Además aseguró que la situación podría empeorar en las temporadas de lluvia y con ello la situación social y económica.
Entre las múltiples recomendaciones que realizó Montaña destacan: “La limitación de la circulación de mercancías y personas, el incremento de la limpieza de la ciudad y de la población, el restringir el trato con los enfermos y el cuidado en el manejo de los cadáveres”.
Actualmente se sabe que la fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa potencialmente mortal causada por la bacteria Salmonella typhi, que suele transmitirse por agua o alimentos contaminados, causando síntomas que consisten en fiebre prolongada, cansancio, cefaleas, náuseas, dolor abdominal y estreñimiento o diarrea. Algunos pacientes presentan erupciones cutáneas. Los casos graves pueden complicarse seriamente con un desenlace fatal.
Las epidemias que suscitaron en esa época fueron de una enorme trascendencia pues pudieron poner en jaque al movimiento de la independencia, puesto que afectaban principalmente a las personas de escasos recursos, mismas que luchaban contra el régimen virreinal impuesto por los españoles. Si no fuese por la intervención de médicos tan ilustres como el doctor Luis José Montaña y sus aportaciones novedosas al sistema de salud pública tal vez la historia hubiera sido totalmente diferente a la que conocemos hoy en día.
Bibliografía
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Viesca, C. (2010, febrero). Epidemias y enfermedades en tiempos de la Independencia. IMBIOMED, 48(1). https://www.imbiomed.com.mx/articulo.php?id=68165
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