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Foto del escritorNelly Cruz Trejo García

POSITIVISMO TÓXICO, la gran diferencia entre “podría ser peor" y "lamento que pases por esto“


Tanto tú como yo, querido lector, nos hemos encontrado en situaciones en las que alguna persona, que haciendo uso de algo que actualmente se le define como positivismo extremo o positivismo tóxico, ha dejado intencionadamente o sin intención, invalidadas nuestras emociones, pensamientos o sentimientos; ya sea rechazándolos, ignorándolos o juzgándolas, e intentando que tengamos una actitud positiva. Que se generalice un estado de felicidad, sea cual sea la situación y motivándonos a silenciar nuestras emociones negativas.


El problema radica cuando esa persona somos nosotros y nos causamos una constante auto-invalidación, es por esto que, el día de hoy, quiero hablar respecto a cómo se puede realizar un cambio, qué se puede modificar y la relación que tenemos con nosotros mismos. Así que primero voy a plantear cómo es que un pensamiento positivo sin llegar a un extremo puede ser realmente bueno para tu vida, además de algunos consejos para que poco a poco conozcas cómo puedes proporcionarte esa validación, incluyendo también información sobre cómo puedes ser la persona que proporcione esa validación a la gente que te rodea, ya que, si algo hemos aprendido en estos últimos meses, es que nosotros podemos hacer el cambio y qué mejor, que hacerlo con la gente que queremos.


El pensamiento positivo no significa que no se quiera ver la realidad o que se ignoren las situaciones que no son agradables en la vida, significa enfrentar lo desagradable de la manera más positiva y productiva posible, creyendo que pasará lo mejor en vez de lo peor. El positivismo nos invita a identificar las áreas para cambiar y poder evaluarnos, permitiéndonos sonreír o reír especialmente durante los momentos difíciles, buscándole el humor a situaciones cotidianas, mantener un estilo de vida saludable, rodearnos de personas positivas y practicar frecuentemente la plática efectiva con nosotros. Esto, siguiendo una simple regla: no decirnos palabras que no le diríamos a otra persona, siendo amables con uno mismo, evaluarnos de forma racional y pensar constantemente en las cosas por las que estamos agradecidos en nuestra vida.


Múltiples estudios comprueban que, tanto el optimismo como el pesimismo pueden afectar muchas áreas de nuestra salud y bienestar. El pensamiento positivo, que suele venir con el optimismo, es una parte clave del manejo eficaz del estrés, que está asociado con muchos beneficios para la salud, entre los cuales podemos encontrar: aumento en la expectativa de vida, menores tasas de depresión, niveles más bajos de angustia, mayor bienestar psicológico y físico, mejor salud cardiovascular y menor riesgo de muerte por dichas enfermedades, además de mejor capacidad de afrontamiento en situaciones difíciles y los momentos de estrés.


Aunque, siendo claros, aún no se ha logrado detectar el por qué las personas con un pensamiento positivo experimentan dichos beneficios para la salud. Se tienen teorías relacionadas con que al afrontar de mejor manera las situaciones estresantes, se reducen los efectos novicios para la salud del estrés en el cuerpo; igualmente se considera que las personas positivas y optimistas tienden a llevar un estilo de vida más saludable, atribuyéndole dichos beneficios a este tipo de pensamiento.

Hasta aquí todo bien, el problema comienza cuando comenzamos a ocultar nuestros verdaderos sentimientos, tratamos de seguir adelante ignorando o descartando nuestras emociones o peor aún, minimizando las experiencias de otras personas, invalidando su sentir, utilizando frases como “podría ser peor”, en lugar de darle importancia a su experiencia emocional, al igual que cuando avergonzamos o castigamos a otros por expresar su frustración o cualquier otra cosa que no entre dentro de nuestro autoconcepto de positividad. Las consecuencias que puede traer este bloqueo de emociones, pueden impactar directamente a la salud, ya que, según palabras de los expertos, las emociones que reprimimos, se expresarán comúnmente en forma de enfermedad.


Ahora que se conocen ambos lados de la moneda, se puede reconocer la importancia de ser más honestos, más auténticos y no tener miedo de expresar cómo nos sentimos, pues expresar esas emociones y aprender de ellas nos ayudará a ser más resilientes, así que es necesario que se le dé la importancia a ser conscientes de las emociones y no reprimir o adormecer el cómo te sientes, priorizando el escucharte a ti, tratándote con respeto y mirándote igual que los demás.


En cuanto a cómo relacionarse con los demás, en un positivismo sano y la validación, Rodellar y Baker, psicólogos especialistas en el tema, concluyen en que la mejor forma de validar las emociones de alguien más es simplemente escuchándolos, así que cuando alguien se acerque a compartirnos sentimientos negativos, reflexionemos sobre su malestar, incomodidad o miedo, escuchándolo de la manera más atenta posible, ya que al ponerle atención, se puede marcar una gran diferencia en su vida. Hay que recordar que validar algo no significa que se esté de acuerdo o aprobarlo, únicamente significa que se está legitimando y dando valor e importancia, entendiendo que es un derecho y una necesidad para esa persona .


Querido lector, el objetivo con este artículo es causar conciencia en ti y decirte que está bien no sentirte feliz todo el tiempo, que está bien tomarse un momento, un día completo o el tiempo que se requiera para levantarse de esa situación difícil por la que se está atravesando, que no siempre se tiene que estar al 100%, que la salud mental tiene prioridad y a veces se necesita desconectarse de todo lo que está alrededor para comprender qué es lo que duele, molesta o lastima, así que insisto, no olvides que todos tenemos derecho a estar tristes, enojados o frustrados, todos tenemos derecho a tener un mal día y el cómo lo procesamos y salimos adelante es una situación diferente para cada uno, así que sé paciente para sanar, sin olvidar que tu libertad termina donde comienza la libertad de alguien más.




Bibliografía :

  • Blasco, L. (2020, 10 diciembre). Qué es la positividad tóxica y por qué puede ser una trampa. BBC.com. https://www.bbc.com/mundo/noticias-55185708


  • Clínica Mayo. (s. f.). Pensamiento positivo: detén el diálogo interno negativo para reducir el estrés. Mayo Clinic.org. Recuperado 8 de mayo de 2021, de https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/stress-management/in-depth/positive-thinking/art-20043950


  • VALIDACIÓN VS INVALIDACIÓN. (2019, 9 abril). Háblalo. https://hablalo.com.co/enterate/validacion-vs-invalidacion


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