Por: Rubén Reyes Miranda
Cuando entras a la carrera de medicina nadie necesita decirte lo complicado que es ser médico y más cuando México se posiciona como uno de los países peor evaluados en materia de impunidad y justicia, según el Índice Global de Impunidad (IGI 2020).
A sabiendas que el médico tiene responsabilidad tanto moral como social. Este primero actúa ante su propia conciencia, pues es la conciencia la instancia ante la cual tiene que rendir cuentas de sus acciones; el último se refiere a que está obligado a responder ante los demás, porque la responsabilidad social del médico es lo que la sociedad o comunidad espera como respuesta a sus acciones. Dependiendo de su actuación o no actuación, ya sea buena o mala, necesariamente tiene determinadas implicaciones en su entorno y por consiguiente, influye en las personas con las que interactúa.
Estos últimos meses se ha observado un incremento significativo de violencia contra el sector médico, desde las agresiones físicas y verbales a los médicos de primera línea contra el COVID-19; así como privarlos de la vida como es el caso de la Dra. Mariana Sánchez en Chiapas. Realmente, después de tantos años de formación, de tanto sacrificio y esfuerzo ¿vale la pena ser médico?
Poner al servicio tus habilidades, tus esfuerzos y que sea retribuido con agresiones de toda índole donde no hay garantía de tu seguridad e integridad, ni de una vivienda digna, un salario justo y mucho menos hablemos de la disponibilidad de insumos y equipos de protección, lo que frena el ejercicio médico y terminas por adaptarte obligadamente a lo que “hay”. Es entonces que te replanteas ¿ha merecido haber recorrido todo este largo camino?,¿habré escogido el camino correcto?
Según un artículo publicado por la Gaceta de México en 2014 donde participaron 371 médicos, se reportó que el 24% de ellos fueron víctimas de amenazas durante el servicio social, el 12.6% referían que alguna vez fueron víctimas de agresión física en al menos una ocasión, y más del 60 % fueron insultados en más una ocasión.
Desafortunadamente los abusos que se viven ya sea en el servicio social, como médico interno de pregrado (MIP) o como médico general, son poco documentados ya sea por miedo a las represalias o simplemente porque el sistema judicial en nuestro país lo ignora.
Sin embargo estos casos, que comprometen el bienestar de los médicos y su derecho a la salud, merece especial atención de las autoridades, no solo las judiciales, sino también las de salud, para que revisen de manera generalizada el estado de un sistema cuyas fallas y descontento entre la gente terminan incrementando este tipo de acciones irracionales. Dice mucho de un país el hecho que no pueda cuidar a quienes se encargan de velar por su salud.
La pregunta del millón es ¿en qué momento esta profesión tan noble se tornó en una tortura constante?
BIBLIOGRAFÍA
Reyes, P., Delong, R. (2010). Algunos dilemas éticos en la práctica médica. Rev. ELSEVIER: Archivos de Cardiología en Mexico, 80(4):338-342. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-99402010000400020
Arredondo, F., Gascón, S., Espino, L. A., Torres, M. (2014). Agresiones hacia los médicos durante el servicio social. Gaceta Médica de México, 150 (3): 331-7.
https://www.medigraphic.com/pdfs/gaceta/gm-2014/gms143k.pdf
Ambrosio, M., Carrillo, L., González, M. (2015). La responsabilidad del Médico como servidor público en México. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/5/2499/27.pdf
EDITORIAL. (28 de Mayo 2019). Quien protege a los médicos. EL TIEMPO.
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